Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

Imágenes de mi ciudad



Magia que enamora
 









 Es Cienfuegos una ciudad con un halo de magia imperceptible, que seduce, enamora, encanta a todos los que la visitan. Más que portales y columnas es una urbe de torres miradores, cúpulas, frontones y leones, que como guardianes coronan, custodian y perfilan la imagen citadina, elementos identitarios por excelencia, los cuales, junto al extenso patrimonio construido, definen un ensamble ordenado y único del conjunto urbano.

Palacio Ferrer 

  Cuentan que huyó del tórrido junio de 1920 refugiándose en sus aireados aposentos. El afamado tenor italiano Enrico Caruso, cantaría esa noche en el cercano teatro Tomás Terry, pero antes descansaría su voz en la espaciosa sala de este Palacio cienfueguero. Había puesto en su construcción gran empeño y parte de sus abundantes dineros el acaudalado catalán radicado en Cienfuegos, José Ferrer Sires.
  Apenas un año tomó su ejecución, bajo el proyecto del célebre arquitecto cienfueguero Pablo Donato Carbonell, autor de obras de gran refinamiento y símbolos del eclecticismo local como el Chalet de Valle, entre otras de majestuosa estructura, como el cementerio Tomás Acea, réplica del Partenón.
  Puso el avezado proyectista todo el aliento artístico del modernismo catalán en el palacete Ferrer, construido en dos niveles, la planta baja carente de ornamentos y alto puntal superior a los 6 metros, destinado a guarecer mercancías; uno superior cuyo derroche de ornamentación en mármoles, valiosa herrería y azulejos esmaltados, decorados de alta calidad artística y buen gusto dieran prestancia desde entonces a esa esquina del Parque Martí, centro fundacional y administrativo de la ciudad.
  El palacio remata su azotea con un elegantísimo mirador en la esquina sureste, que permitía al mercader desde las alturas “dominar todas las operaciones” del cercano puerto. Lo cierto es que fue una verdadera lástima que luego de poner toda su inspiración y empeño el proyectista para complacer el refinado gusto de la familia, los Ferrer se marcharon a La Habana entonces muy próspera….y la mansión quedó desierta hasta pasar a manos de otra de las familias de mayor fortuna, Cacicedo que la vivieron hasta los años setenta del pasado siglo. 
  Del divo italiano, les diré que sólo se alojó allí un día, y regresó presto a La Habana donde le esperaba una última función antes de recibir la jugosa suma de 90 mil pesos, cifra récord pagada entonces a un artista en el teatro cubano. Lástima que el tenor no tuviera mucho tiempo para disfrutar de las bondades de la vida como las que ofrecía el lujoso Palacio cienfueguero, que se estrenaba en la arquitectura de la ciudad, pues luego de sus compromisos en Cuba, sólo actuaría una vez más en el Metropolitan, de New York, antes de retirarse para siempre de la escena a causa de una enfermedad que terminó con su vida en 1921.
  Desde entonces trasladó su fama a nuestro Palacio Ferrer que ya había ganado celebridad propia como ejemplo de la influencia del “catalanismo” en la arquitectura cubana y por supuesto, por su mirador con cúpula desde el que se puede disfrutar de la mejor vista de la ciudad y su entorno marino.

Palacio Azul

 La otrora casa de la vivienda del cienfueguero Emilio Menéndez Acebal, conocida actualmente como Palacio Azul, es una emblemática construcción doméstica de estilo ecléctico, edificada en la primera mitad del siglo XX, entre los años 1920 y 1921. Se inscribe dentro del desarrollo urbano en la zona de Punta Gorda como expresión del crecimiento comercial y financiero de la región, de ahí su monumentalidad como palacete de una clase pudiente y lo jerarquiza en un conjunto urbano de gran valor. Constituye uno de los inmuebles de mayor relevancia arquitectónica, urbánica, histórica y paisajista de la Zona de Protección Punta Gorda.
  Con el surgimiento del proyecto de Hoteles E (Encanto), para la recuperación y restauración de instalaciones con valores patrimoniales en las principales plazas históricas de Cuba, y con el propósito de convertirlas en hoteles y distinguirlas con servicios personalizados y de excelencia, se incorporó el Palacio Azul al mismo, partiendo de una demanda insatisfecha del turismo de circuito de recorrido y del histórico natural.
  Cuenta con 7 habitaciones confortables, cada una de ellas tiene el nombre de una flor (Marilope, Lila y Mariposa, en el primer piso; Orquídea, Dalia, Verbena y Margarita, en la segunda planta), son sencillas, con puntal alto, losas de piso y cornisas originales. Aunque el hotel posee una maravillosa ubicación junto al mar ninguna de las habitaciones tiene vista directa hacia él. Como facilidades incluyen un agradable restaurante llamado Chelo y un lobby bar.


Palacio de Valle

  Palacio de Valle, capricho arquitectónico, con el estilo mudéjar que estuvo en boga por la España de los siglos XII y XIII y donde se aprecian, además, algunas influencias góticas, románticas, barrocas e italianizantes combinadas   En la última década del siglo XIX, el comerciante español Celestino Caces fabricó una casa en la Avenida 0 entre las calles 35 y 37, en Punta Gorda, conocida como la "Quinta Morisca"; cuando se retiró de los negocios la vendió a Alejandro Suero Balbín. Unos años después, la dio como regalo de bodas a su hija Amparo cuando contrajo nupcias con el acaudalado comerciante Acisclo del Valle Blanco; allí fijaron su residencia y completaron, en 1917, la ampliación del suntuoso edificio, conocido hoy como "Palacio de Valle"
  Fue diseñado por el arquitecto cienfueguero Pablo Donato Carbonell y su construcción fue dirigida por el ingeniero civil italiano Alfredo Colli Fanconetti
  Al costo de un millón y medio de pesos se levantó esta magnífica edificación ecléctica; en ella trabajaron artesanos franceses, italianos, árabes y cubanos
  Se importaron de España, Italia y Estados Unidos los materiales como el mármol, alabastro, bronce, cristal y cerámica, excepto las maderas preciosas, que son del país
  La planta central consta de un vestíbulo gótico-primitivo, un salón comedor de influencia mudéjar, una sala de música y juego Luis XVI y otra de visitas, estilo Imperio, con el artesonado en oro. Ocho dormitorios, además de dos salones, uno de estar y otro de estudio tiene el piso superior, al que se accede por una majestuosa escalera de mármol.
  El edificio remata con tres torres: una, gótico-romana, otra india y la tercera, un minorete de estilo árabe, además de una glorieta en la plataforma del techo
  Las iniciales de su dueño aparecen entrelazadas en el piso de cerámica en artístico monograma; algunas columnas interiores y exteriores recuerdan la mezquita de Córdoba, en España
  El Palacio, ejemplo de la opulenta burguesía de la época, muestra la aplicación y utilización de técnicas constructivas y de las artes aplicadas a la construcción, de carácter extranjerizante, introducidos a principios de siglo
  Es uno de los símbolos de la ciudad de Cienfuegos por sus valores arquitectónicos, históricos y ambientales, además de su relación con la bahía y el Hotel Jagua.

Casa Verde

  El  inmueble constituye  una expresión del desarrollo  del urbanismo  en Cienfuegos en el primer cuarto de siglo XX, es una evidencia de la influencia de la arquitectura exógena con expresiones contextualizadas en los entornos que permite una visualización social y cultural de la aprehensión de códigos y formas estéticas que configuran una imagen urbana tipificadora de la identidad cienfueguera convirtiéndose en un referente sociocultural  de la ciudad de Cienfuegos.
  La edificación está marcada básicamente por los estilos eclécticos con el empleo de códigos atribuidos al estilo victorianos con significativas formas de contextualización al entrono urbano y costero. 
  Entre sus principales características formales están el Conjunto compuesto por tres edificios uno de ellos, el central por dos niveles el cual se comunica con escalera de mármol y pasamanos de igual material y hierro fundido, otro de servicios de un solo nivel y una pérgola techada y cerrada a orillas del mar. Los diferentes espacios se comunican por galerías internas o pasillos interiores que bordean todos los edificios y los comunican. Las paredes de muros de ladrillo alicatados, y repellado con yeso hacia el interior y con cemento hacia el exterior. 
  La decoración de los mismos es profusa con mármoles, lozas, azulejos y esculturas unas originales y otras añadidas durante las varias funciones que tuvo el inmueble, pero con coherencia y elegancia, donde  predominan varios estilos como el art nouveau, art decó, colonial, entre otros perfectamente  imbricados.
  Su cubierta es de muros  de cemento y acero que decoran sus aleros con tejas coloniales pintadas de verde que se aprecian en los tres edificios.
  El inmueble fue inventariado por la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos por el especialista Heriberto de la Teja  como vivienda de la primera mitad del siglo XX, construcción americana, contaba con un solo nivel hasta 1944 y posteriormente se amplía el segundo nivel, preservando la coherencia arquitectónica y el diseño original.
  La casa fue renovada y reconstruida como Hotel Encanto, y ofrece 8 habitaciones confortables con todos los servicios modernos. Las habitaciones son para no fumadores, hay un bar, estacionamiento, restaurante y servicio de lavandería. Cada habitación cuenta con aire acondicionado, caja de seguridad teléfono, secador de pelo, TV por satélite y mini bar.

Parque José Martí

  En una mañana cualquiera, caminar por el parque Martí le permite seguir con la mirada curiosa el vuelo de los gorriones dejando caer pequeñas ramitas en el aire o el ajetreo de las palomas en busca de su alimento, escuchar con oído atento la conversación de las cuatro fuentes de agua y sentir en silencio la voz del tiempo recordando la historia.
  El área más antigua de la Perla del Sur, es referencia obligada, pues resulta casi imposible no llegarse hasta él, conocido anteriormente como Plaza de Ramírez, de Armas, de Recreo, de Isabel II, y de Isabel la Católica. Fue precisamente desde este enclave cuando Don Luis DeClouet y un grupo de franceses fundaron la Colonia Fernandina de Jagua, tomando como punto de partida para el trazado urbanístico una majagua existente en el centro de la sabana, según reza en el rosetón de granito colocado al efecto.  
  El entorno del parque lo distinguen edificaciones muy bien conservadas, entre las que figura el majestuoso Teatro Tomás Terry, donde han brindado su arte figuras de renombre internacional como el tenor italiano Erico Carusso, la dama francesa Sara Bernhardt y la estrella del cine mexicano Jorge Negrete.
  Muy cerca del centenario coliseo, están el Colegio San Lorenzo, antigua Escuela de Artes y Oficios, escenario de las acciones del 5 de Septiembre de 1957, fecha en que un grupo de marinos y miembros del movimiento 26 de Julio se levantaron en armas para convertir a Cienfuegos en la primera ciudad libre de Cuba, aunque esto duró escasamente unas horas, pues fueron brutalmente masacrados por las fuerzas militares del dictador Fulgencio Batista, quien gobernaba en el país, después de un golpe de Estado el 10 de marzo de 1952. 
  Otra de las características que sobresalen en el parque es precisamente el conjunto escultórico a nuestro Héroe Nacional José Martí, la Glorieta, construida desde 1922; el Arco de los Obreros, único de su tipo en Cuba; los altos valores monumentales están presentes además en las edificaciones puntuales como la Santa Iglesia Catedral, el Palacio Ferrer, el Casino Español, el Teatro Tomás Terry, la Casa de Gobierno (antiguo Ayuntamiento), el Mesón El Palatino (1840); los dos leones en una de sus entradas y las cuatro fuentes, así como diversos bustos erigidos a la memoria de personalidades relevantes como Nicolás Acea, Don Ramón María de Labra, Antonio Reguera, Alfredo Méndez, Clotilde del Carmen Rodríguez y Antonio Hurtado del Valle. y otros con altos valores patrimoniales fueron conservados, entregándose a la ciudad un espacio cualificado y lleno de vitalidad.
  Majestuoso, silencioso, lleno de palmas reales, majaguas, framboyanes y ceibas, donde el aire fresco reconforta y llena de vida, es no sólo el pulmón verde del Centro Histórico y de la ciudad, es sinónimo de salud y calidad citadina. El bello trazado de la plaza, coronado por su mobiliario urbano se ve cualificada por los monumentales edificios símbolos, con arcadas y portales de columnas clásicas que lo envuelven y condiciona, consolidándose por derecho propio en símbolo identitario del pueblo cienfueguero.
  Sus características tipológicas lo distinguen de las del resto del país y de las ciudades cubanas fundadas en el siglo XIX, y por sus valores se convierte en un cualificador urbano que define la imagen del Centro Histórico y de la propia ciudad de Cienfuegos.
  Es el sitio urbano, cuyo protagonismo se ha manifestado en los más importantes y trascendentales acontecimientos que se han producido desde el mismo instante en que se funda la Colonia Fernandina de Jagua, sus áreas han sido escenario de luchas sociales, políticas y económicas, convirtiéndose en testigo inigualable de las más bellas páginas de valor y heroísmo del pueblo cienfueguero, desde las luchas obreras hasta la sublevación popular del 5 de septiembre de 1957.
  Por todo lo que representa la antigua Plaza de Armas, hoy Parque José Martí, donde los valores patrimoniales, méritos y distinción se dan la mano, ha definido la política de su preservación anual, con un carácter priorizado, sistemático y de excelencia, sello cimero del amor por la ciudad y su historia, que nos habla de las diferentes intervenciones que ha enfrentado este excepcional espacio público durante el siglo XIX y XX, llegando a la realizada en 1925 que definió la imagen heredada.
  De manera armoniosa se entrelazan dos siglos de alto valor constructivo: el pasado, con el patrón neoclásico y el presente, con el código ecléctico. Todo esto hace brillar el centro de la Perla del Sur, que a decir de Eusebio Leal, Historiador de La Habana: "es la plaza más bella de Cuba". 
 
Jardín Botánico

  Lleno de un inigualable reservorio de especies de plantas procedentes de todo el mundo, reconforta al visitante por su frescura y belleza. Está situado a unos 15 Kms de la Perla del Sur, enclavado en áreas aledañas al barrio Pepito Tey, en la carretera que conduce a Trinidad. La fundación del Jardín Botánico de Cienfuegos se remonta a fines del siglo XIX cuando el poderoso inversionista norteamericano Edwin F. Atkins, radicado en Cuba, adquiere el antiguo central azucarero "Soledad del Muerto", con el propósito de fomentar un centro de investigaciones botánicas para el mejoramiento de las variedades de caña de azúcar existentes y la posibilidad de obtener nuevos resultados.
  Es en el otoño de 1901 cuando comienza el trabajo oficial del jardín bajo el nombre de "Harvard Botanical Station for Tropical Research and Sugar Cane Investigation" (Estación Botánica de Harvard para la Investigación Tropical y de la caña de azúcar). Durante los 20 años iniciales se introdujeron muchos árboles, arbustos y otra gran cantidad de ejemplares de todo el mundo.
De cuatro y media hectáreas con que contaba al fundarse, creció hasta los 97 actuales (de ellos, 7 de bosque natural reservado). Hoy viven en ese territorio más de 2 mil especies de plantas que representan 670 géneros, de 125 familias, en su mayoría arbóreas; aproximadamente el 70 por ciento de los ejemplares son exóticos.
  Se deben destacar las especies de bambúes (23), jagüeyes (65) y palmas (280) siendo esta última colección una de las más importantes de América y el mundo así como las de plantas medicinales, frutales, cactáceas, entre otras. Se realizan investigaciones muy útiles en el quehacer científico del país. Fue declarado Monumento Nacional el 20 de octubre de 1989.
  Sus características tipológicas le distinguen del resto de los jardines botánicos de Cuba, le ubican la primacía de ser considerado "como el abuelo de todos los jardines botánicos cubanos" y es hoy un punto de obligada reflexión y orientación botánica de los científicos y especialistas de esta rama de la agronomía. Forma parte también de la Red Nacional de Jardines Botánicos de Cuba y la Red Latinoamericana y Caribeña de Jardines Botánicos. Recientemente contribuyó con estudios dirigidos hacia la conservación de la diversidad biológica vegetal en Cuba.
  Entre las edificaciones de su entorno se encuentran: Oficina del Laboratorio, Pabellones de Exposición, viveros, herbario y la Casa Catalina. 110 años han transcurrido desde aquel 1901 de su fundación y los árboles sorprenden cada día más por su tamaño, sus flores y sus frutos. Las palmas gigantes de Borneo, Brasil y de la India, todo como testimonio de lo que puede el clima tropical y de la manera como premia generosamente el esfuerzo de los hombres que han sabido dar muestras de su pujanza y dedicación durante más de un siglo.

Casa de los leones

  Hace muchos años en regulación en Cuba estipulaba que solo las residencias diplomáticas o consulares podían tener en sus áreas estatuas que representaran leones. Aunque la autenticidad de este documento pueda ser dudosa muy pocos se aventuraron a colocar esculturas de este tipo en sus casas.
  Durante décadas solo el Consulado Inglés se acogió a esta regulación y gracias a esto hay todavía en Cienfuegos una casa con leones.
  Más que “una casa con leones” es la Casa de los Leones, porque ya está reconocida nacionalmente así. Para todos es llamativa esa morada ubicada en el Prado, entre las avenidas Santa Cruz y Santa Elena, con sus dos leones de hierro fundido custodiando la entrada y su portal a más de 4 metros de altura sobre la calle. Muchos caminantes se fijan en la fachada y algún que otro curioso se asoma por la puerta para ver su interior. Otros, más atrevidos, entran y se fijan en todo.
  El origen de esta casa es bastante lejano. En el libro “Memoria Histórica” de Rosseau y Díaz de Villegas, se alude a que la construcción debe haberse iniciado antes de 1862. En ese mismo documento se consigna que entre 1868 y 1870 fue sede de la Sociedad Filarmónica, luego del Casino Español y el 5 de julio de 1870 el Casino de Artesanos se estableció en el inmueble, que también fuera en otros tiempos la residencia de la familia de José Antonio Capote.
  En 1871 se le agregaron otras dependencias a la casa principal, que contaba ya con una fachada de alto puntal y 7columnas toscazas, elementos distintivos que le aportan elegancia y señorío.
  Después de llamarse Casino (o Círculo) de los Artesanos fue sede del Liceo Artístico y Literario y más tarde Casa de los Gobernadores, al servir como residencia a los gobernantes de la villa.
  Por sus salones pasaron ricos ciudadanos, damas de sociedad, los miembros del Consulado Inglés de Cienfuegos y otras grandes figuras de la Isla. Con el tiempo el destino de la Casa de los Leones cambió.
  En todo ese tiempo la residencia fue deteriorándose poco a poco. Los pisos perdieron su brillo habitual. Las molduras de yeso y pinturas de oro se resquebrajaron. Todo el interior de la casa perdió su esplendor y elegancia, menos los leones de hierro fundido que distinguen la casa.
  Su fachada imponente sobresale en el Prado cienfueguero. Durante el tiempo que allí vivieron los Cónsules de Inglaterra la Casa de los Leones tuvo gran relevancia. El Consulado administraba la Oficina del Cable Submarino, que unía la ciudad de Cienfuegos con Batabanó, Santiago de Cuba, Estados Unidos y desde allí cruzaba el Atlántico hasta Europa. Esa era la vía de comunicación más segura y rápida con el Viejo Continente y Norteamérica.   Tal fue su importancia que durante la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana las tropas del Gigante del Norte atacaron Cienfuegos solo para cortar ese cable en Cayo Carenas y apoderarse del puerto.

Paseo del Prado

El Prado cienfueguero, uno de los más largos del país, ha recogido un enorme caudal de nuestras historias personales y éstas, unidas a los valores sociales, económicos y éticos de toda una sociedad en el transcurso del tiempo, han conformado a la vez su propia identidad.
  Los múltiples valores que como espacio urbano posee, lo han convertido en la zona de mayor expresión del intercambio público, lo que junto al alto valor monumental de los inmuebles que conforman su entorno, hacen que esta vía se comporte como la columna vertebral y la calle más importante desde el punto de vista de circulación vehicular y peatonal, ya que presenta una correcta ubicación en la trama urbana, lo que lo convierte, además, en el punto de referencia de muchos pobladores.
  Tiene aproximadamente 2 Km de extensión y se comporta como la columna vertebral de la ciudad, con su paseo peatonal al centro y bordeado por dos vías vehiculares. Constituye el centro de la ciudad por excelencia, permite el acceso al Centro Histórico y se prolonga hacia el Malecón que rodea parte de la bahía, con más de 900 metros, pivote urbano entre su zona tradicional y Punta Gorda, área residencial donde están presentes, valiosos ejemplos de la arquitectura racionalista e hitos del eclecticismo cienfueguero, enmarcados por un mundo de vegetación y su inmensa bahía; espacio altamente cualificado por su mobiliario urbano y tratamiento del área verde.
  Su perfecto trazado, se ve cualificado por los monumentales edificios símbolos, con portales y columnares clásicos que lo envuelven, consolidándose por más de 185 años como la muestra palpable de la cultura material heredada, convirtiéndose por derecho propio en otro de los símbolos identitarios del pueblo cienfueguero.
  La faja de terreno donde fue construido el Prado de Cienfuegos lo donó Félix Bouyón, con la precisa condición de que se destinara a un paseo. Tenía originalmente 80 varas de ancho y se conocía con el nombre de Paseo de Vives. Entonces era prácticamente un lodazal que estaba atravesado por dos zanjas que drenaban las aguas pluviales hacia el mar.
  Los constructores del cine-teatro Luisa, Carlos Rafael y Julián Sanz e Isaac Puga, convocaron a una reunión en dicho local, el 4 de octubre de 1911, en la que plantearon la idea de construir la rúa. Pedro Modesto Hernández, presidente del Centro de Propietarios, logró que los dueños de los terrenos frente a la avenida contribuyeran con determinada cantidad por cada metro. Entonces, el 23 de noviembre de ese mismo año se efectúa en el “Luisa”, una velada para recaudar fondos, en la que participan artistas aficionados locales.

  Para el 21 de enero de 1913 ya estaba terminado el tramo de Argüelles a Campomanes, que fue iluminado con luz eléctrica. El público, acostumbraba a pasear en las noches por el parque Martí, fue cambiando poco a poco su costumbre hasta que algún tiempo después la preferencia la ocupaba el Prado. Esta arteria estuvo sembrada primeramente de palmas y luego se sustituyeron por álamos.
  Cuando se analizan los planos de Cienfuegos existentes desde el siglo XIX se aprecia el paulatino crecimiento y urbanización de este paseo, además de los diferentes nombres que tuvo y el proceso constructivo verificado en él.
  A pesar del valor arquitectónico que poseen la mayor parte de los inmuebles que enmarcan el paseo, lo más significativo en esta área es la pérdida de identidad personal de las edificaciones a partir del uso del portal corrido en ambas tiras de fachadas, lo que constituye un nivel cualitativamente superior, hablando en términos de urbanismo, y que sirve para diferenciar la avenida del resto de las viviendas de la ciudad.
  Por otro lado, la función utilitaria de este soportal de 3.73 metros de ancho destinado al uso público juega un destacado papel para los transeúntes, pues quedan protegidos de las inclemencias del clima.
  Desde 1959 el Prado dispone de dos zonas bien diferenciadas, lo que se debió a la ejecución de un proyecto de diseño basado en la necesidad de acometer un nuevo acceso a Cienfuegos. 
  Éste programa, que afortunadamente sólo llegó desde la entrada a la ciudad hasta la avenida Santa Cruz (Ave. 58), contemplaba la modernización formal de la zona y trajo consigo la actual conformación del paseo que cuenta con 14 cuadras, desde Campomanes (Ave. 40) hasta la línea del ferrocarril, ya que el resto hacia la salida no posee pavimentación para el uso peatonal.
  Las cinco cuadras modificadas posen líneas actuales, en cuanto a recubrimiento, maceteros, canteros, bancos, ubicación de áreas verdes e iluminación. 

  El resto, que conocemos como paseo tradicional, conserva un mobiliario urbano de corte republicano, apoyado por la colocación de conjuntos escultóricos destinados a hechos o figuras relevantes de la localidad.
 Ese Paseo del prado, rico en valores urbanos y arquitectónicos, sede permanente de la vida social en gran escala, circulación obligada para peatones y vehículos, tránsito diario de cienfuegueros y turistas, atraviesa el corazón de la ciudad como arteria vital de nuestro quehacer. 
  Conservarlo es como ofrecer una buena primera imagen de la Perla del Sur. 
  Proteger sus valores patrimoniales es como salvaguardar del olvido nuestros propios recuerdos que, sumados, dicen mucho de lo que fuimos, somos y seremos.

El Palatino

  El Palatino es una de las edificaciones más antiguas del Centro Histórico de la ciudad, construcción que data de 1842, en la cual se conservan sus techos de maderas preciosas cubiertos por tejas criollas a la usanza de los edificados por los árabes en España, hace muchísimos siglos atrás, y su fachada de estilo trinitario.
 Con el paso del tiempo este atractivo lugar pasó a ser de café-restaurante y dulcería a bar-cafetería, convirtiéndose en plaza de obligada reunión de intelectuales y artistas de la provincia. El inmueble cuenta con 48 capacidades y una oferta que rescata la tradición en el expendio de quesos elaborados en la planta de lácteos Escambray. Sus siete trabajadores tienen entre sus objetivos convertir al centro en abanderado de los servicios, pues para ellos la calidad constituye la principal divisa.
  La instalación pertenece al grupo extrahotelero Palmares y combina el buen servir con la música tradicional cubana y el quehacer de caricaturistas locales, quienes ambientan la estancia de los visitantes al lugar, que reabrió sus puertas recientemente, como parte de las acciones en este territorio para rehabilitar locales de alto valor patrimonial.

Teatro Tomás Terry

  Constituye la máxima expresión de una época histórico cultural que se evidencia en la ciudad de Cienfuegos a finales del siglo XX y es una muestra de las características urbanísticas y arquitectónicas de esta época que insistía en la utilización de los espacios públicos dentro de la trama de las ciudades surgidas en la primera modernidad en función del desarrollo sociocultural de una urbe comercial y portuaria de gran significación para la sociedad cubana de entonces.
  Su construcción de estilo neoclásico, se inició en 1888, terminándose en 1889, pero su apertura fue el 12 de febrero de 1890. Está ubicado en el contenedor declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad y contiene una entidad propia que lo distingue a partir de su estructura, tecnología, tipología, programación cultural y artística y en especial por los niveles de conservación que ha mantenido en el tiempo, caracterizándola estéticamente por su magnificencia, elegancia y por su ascendencia urbanística y sociocultural.
  Uno de los valores más significativos de Teatro Tomás Terry son las artes decorativas, salidas del pincel del filipino-madrileño Camilo Salaya Toro, quien radicó en Cienfuegos durante la segunda mitad del siglo XIX y de cuya paleta salieron también los falsos techos del otrora Casino Español, hoy  Museo Provincial.  Correspondió al ya afamado escultor local Mateo Torriente, dirigir el remozamiento de los elementos de las artes plásticas de la instalación teatral. Junto a él trabajaron el muralista y pintor, también cienfueguero, Juan Roldán y profesores y especialistas de la Escuela de Artes Plásticas “Rolando Escardó”, liderada por él en esos años.
  El falso techo de la sala principal exhibe un lienzo de grandes proporciones en el que aparecen la representación de la Aurora, figuras alusivas a la risa y el llanto, los retratos de la poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda y del músico santiaguero Gaspar de Villate, todos rodeados de elementos florales y aves.
  En el vestíbulo muestra un decorado, también al óleo, como símbolo de los genios propios de la creación y figuras infantiles que sugieren las nobles artes de la poesía y la música. Alegorías a la industria y al comercio como base que sustenta la existencia del arte y la impresionante escultura en mármol de Tomás Terry, cierran ese valioso conjunto decorativo, tratado de manera integral por Mateo Torriente en su condición de especialista.
  Además el escultor confeccionó el mascarón referido a la Comedia, que decora la embocadura del escenario y a la vez sostiene las tres T identificativas del teatro, así como el año 1889, fecha de culminación de la obra civil, y la posterior apertura de sus puertas, el 12 de febrero del siguiente año. 
  Dicha institución posee un gran arraigo histórico determinado por su quehacer comunitario, la celebración en sus salas y espacios de hechos y acontecimientos que constituyen hitos históricos, donde han participado trascendentales figuras artísticas, intelectuales, científicos y políticos.
  El teatro ha dirigido su influencia institucional hacia una tendencia de convertirse en un complejo cultural que se sustenta en su valor patrimonial y favorece el rescate y socialización de acciones, figuras y temáticas, vinculadas con la creación artística y literaria, así como la promoción de expresiones patrimoniales de gran valor. Mantiene un intercambio permanente con artistas y público, que ha propiciado una nueva dinámica renovadora al diálogo entre tradición y modernidad, que caracteriza el quehacer cultural de una ciudad abierta a lo universal.

Hotel La Unión

  Hacia 1869 la entonces Villa de Cienfuegos era un próspero asentamiento, a solo cinco décadas de la fundación de la Colonia Fernandina de Jagua. Precisamente en la fecha de marras era inaugurado el hotel La Unión, aledaño a la actual calle Luis D’ Clouet, una edificación clásica levantada sobre la unificación de dos parcelas pertenecientes a la adinerada familia Terry.
  Muy pronto la fama de la instalación, con capacidad para alojar a 200 personas, trascendió el ámbito local, fundamentalmente por su excelente cocina y las exquisitas bodegas de vino. constituye uno de los hoteles más antiguos de la ciudad de Cienfuegos.
  El edificio referente fue fundado en 1869 por el Señor Faustino Robés, con los requisitos de aquella época para la función hotelera,  es de estilo clásico. Brindaba los servicios de restaurante, cafetería, confitería, salas de lectura y las habitaciones (en su mayoría, los baños eran colectivos). Poseía un montacargas y su iluminación era por gas. En 1904 se le incorpora el servicio de electricidad y la instalación de un motor de vapor para servicios mecánicos especiales y en particular para elevar el caudal de agua a las habitaciones, lo cual, unido a su elegante restaurante y famosa bodega con 72 clases de vino, elevaron el prestigio del hotel en la época constituyendo uno de los edificios públicos más importantes de la región para desarrollar el intercambio social.
Entre los visitantes ilustres del hotel La Unión están: Ana Pavlova, destacadísima bailarina rusa; el Capitán General de la Isla Don Arsenio Martínez Campos, quien aquí se encontraba hospedado el 15 de diciembre de 1895 y se entera de la derrota española en Mal Tiempo, razón por la cual parte de inmediato para Batabanó con el objetivo de hacer el intento de no permitir a Gómez su llegada a occidente.

  Aquí descansaron muchos generales y doctores, y personalidades extranjeras. De China, la distante y con milenaria cultura, pero siempre cerca de nosotros, innumerables luminarias en disímiles ramas se hospedaron aquí; el doctor Joaquín Albarrán, destacadísimo médico nacido en Sagua La Grande; madame Dudot, famosísima modista francesa; y el muy íntimo colaborador de José Martí, el periodista Juan Gualberto Gómez;  el 19 de enero de 1912 pernoctó aquí José Raúl Capablanca, el cubano jugador de ajedrez de todos los tiempos; la bailarina Ana Pavlova; el escritor Samuel Hazard y Arsenio Martínez Campos.
  En el transcurso de los años, el hotel sufrió serias averías, pero finalmente,  el 24 de julio del 2000 reabría sus puertas, después de complejo trabajo reconstructivo con el cual se logró el rescate de la magnífica edificación, incluso con mayor esplendor arquitectónico y monumental que antaño. A disposición quedaron 49 habitaciones, incluyendo dos suites, restaurante y bares, gimnasio, jacuzzi, piscina y un salón protocolar multipropósito, entre otras facilidades.
  Actualmente la elegancia del lugar, su entorno, la calidad de los servicios y la infraestructura de la estancia, fueron condicionantes para convertirlo en el tercer Hotel Encanto de Cuba y el segundo de la Perla del Sur, con el atractivo adicional de estar ubicado en el centro histórico de la ciudad, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua

  La Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua se encuentra ubicada en el canal de entrada de la bahía de Cienfuegos, situada en el centro sur de la Isla de Cuba. Forma parte del sistema de fortificaciones junto a la Batería Carbonell de Pasacaballos y la de Rancho Club, diseñadas por la corona española.
  Con el objetivo de eliminar el comercio ilegal, y proteger el acceso al lugar, se inicia la construcción de la batería más importante que es este inmueble, en 1733 y concluye en el 1745 bajo la dirección del Ingeniero Militar Joseph Tantete Dubruller. Su estructura constructiva posee características arquitectónicas de la Edad Media Europea por sus naves abovedadas y el foso que la rodea, pero su adaptación a la configuración del terreno y su planta geométrica la convierten en una fortificación típica americana.
  Esta adquiere notoriedad en el año 1762 cuando la Toma de La Habana por los Ingleses, al concentrarse aquí todas las fuerzas militares de la Isla y definirse la estrategia a seguir por parte del gobierno español para la reconquista de la Capital del país.
  Aledaña al sistema de fortificaciones se asentaron sus primeros pobladores, relacionados con la construcción y mantenimiento de la instalación, después llegaron otros desde la metrópolis (valencianos, mayorquinos y canarios) dedicados a la pesca a cordel como principal fuente de sustento.
  El entorno actual se caracteriza por la inserción de viviendas de madera y ladrillos, de una o más plantas que en plena simbiosis con el mar definen el encanto del poblado.
  Su nombre completo, para muchos desconocido, es Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, simbiosis criolla del santoral peninsular y la voz aborigen, que si bien extinguida, dejó su huella en muchos patronímicos locales.
  Nuestro Castillo de Jagua, debe su proyecto al ingeniero militar José Tantete, quien erigió esta sólida construcción en piedra, de estructura cúbica, con dos niveles, un puente levadizo y una garita abovedada. Todo ello al estilo del prestigioso ingeniero francés Sebastián Le Pestre, que instrumentó su propio sistema de fortificaciones conocido como Vauban -en honor a su status de señor- el que establece la armónica relación entre el paisaje, la topografía y las formas geométricas.
  Si durante el siglo XVIII contuvo al filibusterismo de Francis Drake, Jacques de Sores, Guillermo Bruce, Juan Morgan, Lorenzo Craff y otros temibles "lobos de mar"; que pretendían también beneficiar sus coronas con las riquezas ultramarinas, en 1762 ocupó un relevante lugar en la historia de Cuba, al servir de sede al mando militar español, frente a la breve ocupación inglesa del país.
  Centinela ayer, baja hoy su puente a todos los interesados en saber cómo y quiénes fuimos sin perder la solemne majestad del que vigila nuestra historia. Fue proclamado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.

Club Cienfuegos o antiguo Yacht Club

  El actual Club Cienfuegos (antiguo Yacht Club) fue inaugurado en 1920 y constituye por su diseño y belleza una de las edificaciones más representativas del estilo ecléctico en la ciudad de Cienfuegos y en Cuba. Se encuentra ubicado a orillas de la bahía, en una zona de protección y de alto valor ambiental.
  El Cienfuegos Yatch Club se concibió como una sociedad deportiva (náutica) y fue el fruto de la unión en sociedad de un grupo de hombres de la clase adinerada y suficientemente poderosa como para erigirse un hermoso palacete para su recreación. El cuerpo directivo de la sociedad que fue fundada en 1918 estaba constituida por: Presidente: Acisclo del Valle. Vicepresidente: José Ferrer Sirés. Miembros: Darío Méndez, Emilio Menéndez Acebal, Juan Silva Fernández entre otros.
  Este grupo de hombres cultos y animosos reunieron la cantidad de 100 mil pesos y comenzaron las gestiones para adquirir el terreno y ejecutar la sede.
  Muy pronto la incipiente sociedad se apropió de las dos hectáreas de terreno del litoral de la bahía de Cienfuegos donde hoy se enclava esta edificación y empezaron a seleccionar el personal técnico que se encargaría de su proyección y ejecución.
  Para realizar el diseño del inmueble contrataron los servicios del arquitecto Pablo Donato Carbonell (autor de las principales edificaciones de la época en la ciudad). Fue ejecutada por los contratistas: Otero, Dorticós y Cortizo. Como jefe de obra fungió el ingeniero Juan Arcis. La obra tuvo un costo superior a los 75 mil  pesos y se levantó en terrenos pertenecientes a Torcuato Ruiloba en lo que es hoy una de las zonas más pintorescas de la barriada del reparto Punta Gorda.
  La edificación se empezó a construir en 1918 y fue inaugurada el 28 de agosto de 1920. En sus inicios contó con dos niveles y un basamento o planta baja, coronados por cuatro torres, dos de las cuales son rematadas con cúpulas (fachada este o frontal). Se utilizó el sistema constructivo tradicional con estructura de ladrillos y cubierta de hormigón armado. Tuvo una refinada decoración interior y excelentes acabados. Se previeron amplias terrazas al mar. Los colores blanco y verde en sus fachadas fue una inspiración de los colores del pabellón de la instalación. También incluyó piscina y otras instalaciones deportivas. La modalidad de los yates, remos y las regatas se convirtieron en las manifestaciones identitarias de la nueva sociedad, extendiéndose el remo como el deporte náutico que caracterizaría a Cienfuegos en lo adelante.
  En años posteriores se le añadieron al edificio dos terrazas laterales con vista al mar y en 1953 se le realizó otra intervención que consistió en un remozamiento integral, implantación de ventanas calobares en la planta baja, en el bar llamado “ La lobera” y la adecuación de una terraza desde esta planta hasta el mar, cuyos pisos fueron enchapados con baldosas.  También se acometió la construcción de jardines y jardineras que mejoraron el entorno. Es en realidad el Club Cienfuegos: una obra monumental de la arquitectura ecléctica cubana del siglo XX.

Biblioteca Provincial antiguo Liceo de Cienfuegos

  Insertada en el Centro Histórico de la ciudad de Cienfuegos, Patrimonio Cultural de la Humanidad, se erige, en la esquina de las calles Prado y Santa Cruz, esta edificación emblemática de la arquitectura ecléctica cienfueguera. La importancia de su excelente ubicación dentro del contexto urbano y social, frente al Paseo del Prado y en un punto culminante topográficamente de éste, no ha variado con el paso del tiempo. Hoy se afianza por su majestuosa arquitectura como un baluarte en el eje vial y peatonal principal de la ciudad.
  El edificio que hoy ocupa la Biblioteca Provincial "Roberto García Valdés" fue el último inmueble donde radicó la Sociedad de Instrucción y Recreo, Liceo de Cienfuegos. Los orígenes de esta sociedad se remontan al siglo XIX.
  Según consta en la escritura No. 198, el 18 de septiembre de 1916, por título de agrupación, ante el notario José Ramón entena, se entrega a Pedro Fuxá y Seuret, representante de dicha Sociedad de Instrucción y Recreo, los terrenos de la esquina antes mencionadas, para la ejecución de la edificación. La construcción se le adjudica al Ing. Alfredo Colli por un costo de dos emisiones hipotecarias a $ 50 000.00 cada una. El día 20 de mayo de 1918 a las 9:00 AM se colocó la primera piedra, siendo un acto público al cual asistió un conglomerado número de personas.
  El 31 de diciembre de 1921 quedó inaugurado el palacete del Liceo, luego de tres años de construcción. Todo un acontecimiento en su inauguración y orgullo de nuestra ciudad en el presente.
  Se incorporaron varias tarjas en la fachada. Una dedicada a Agustín de Santa Cruz, otra con una cronología sobre la Sociedad de Instrucción y Recreo y en 1952 una dedicada a la bandera cubana.
  En 1976 se convirtió en la Biblioteca Pública Municipal, que adquiere la categoría de provincial en 1979 cuando se crearon las Salas de Fondos Raros y Valiosos en la red de bibliotecas públicas del país.



Malecón de Cienfuegos

  Conocido también como Malecón de Punta Gorda. Es un elemento identitario de Cienfuegos, lo que realmente ha hecho trascender a la Perla del Sur en esa imagen marinera, ese abrazo de la ciudad y su entorno con el mar. Fue declarada Centro Histórico junto con sus 70 manzanas y toda el área que la rodea, la cual se alarga para conectarse con la zona de La Punta, catalogada como Monumento Nacional.
  El malecón se construye en 1930, cuando Mifares y su hermana Margarita, conjuntamente con el dentista, Dr. Alejandro Betancourt González, comenzaron una propaganda para construir un comité cívico para maleconear y asfaltar el frente de Punta Gorda, se convocó a una reunión a la cual asistieron el Alcalde Municipal, el Administrador de la Aduana y casi la totalidad de los vecinos y se acordó que la presidenta de la obra sería Margarita.
  Al día siguiente Margarita comenzó a recaudar el dinero entre el vecindario junto al tesorero Alejo Betancourt la tarea no fue fácil, tuvieron varios tropiezos, debido a que algunos vecinos adoptaron posiciones negativas.
  El ingeniero Esteban Torriente y Nethal, en aquel entonces Jefe de Obras Públicas, fue el encargado de acometer las obras. Posteriormente los trabajos quedaron en manos de Paquito Otero Cassio, ingeniero que sustituyó a Torriente, en el cargo que éste tenía en el Departamento de Obras Públicas. Al fallecer Alejo Betancourt fue sustituido por Fillo Lewis; quién era el vicetesorero y al cual pasaron los $4.600.00 recolectados.
  Al terminarse las obras, Margarita y Lewis, fueron a entregar lo recaudado a Paquito Otero y este les dijo. Ya obras públicas pagó ese trabajo, inviertan ustedes ahora ese dinero en cualquier otras cosa que haga falta. El alumbrado público de este lugar, era con bombillas de 25 bujías, por lo que se determinó comparar con el dinero recaudado lámparas de mercurio.   En 1935 se embellecieron las áreas verdes y en 1947 se ejecutó un mantenimiento vial integral. Después del triunfo revolucionario se han hecho remodelaciones al malecón.


Otras imágenes de la ciudad 


 


















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